miércoles, 24 de agosto de 2016

Segundos hijos.




La historia, por lo general, le guarda un lugar privilegiado a los primeros, a los únicos , a los pioneros, esos seres que tienen toda la atención, las expectativas y el apoyo incondicional ante los tropezones de la vida coronando y enalteciendo cada uno de sus logros, por insignificantes que parezcan.
Los últimos también tienen su lugar en el salón de la fama logrando ser los antihéroes llevándose las palmas ya que al igual que los primeros, son los extremos por donde se van a mover los del montón. Aquí se desprende una palabra condenatoria: el montón. Y ahí es justo cuando el segundo , se convierte en el mejor del montón, el mejor de lo que queda, el premio consuelo.
Cuando de hijos se trata, al primero se lo piensa, se lo concibe, se lo espera y se lo recibe en plenitud, con los miedos pero también con las esperanzas y los sueños y se le abre todas las puertas para que nada se interponga entre el éxito y él.
Ahora , cuando viene el segundo, comienzan las complicaciones. ¿Cómo le explicamos al primero que va a perder la exclusividad? Simple, no la pierde, solo que se divide entre los tíos, abuelos, vecinos y profesores forjadores del mañana. Entonces el segundo nace sin saber que tiene exactamente el cariño que le sobra al primero, pero para él bastan y sobran….al principio.
Cuando el primero va a la escuela, ya sienta un precedente, para bien o para mal ya traza un camino. Si es un chico problema, las maestras se lo van a tratar de sacar de encima y lo van a ubicar sin conocerlo en el turno tarde, si es posible en otra escuela. Ahora si es un erudito, van a someter al segundo hijo a interminables comparaciones que solo lo van a frustrar ante sus compañeritos y la sociedad entera.
Este karma va a acompañar al segundo hijo durante todo lo que empiece. Si sigue una carrera que no tiene nada que ver con el primer hijo, las viejas van a decir “Es la oveja negra de la familia, nada que ver con el mayorcito que es un santo” Ahora si se le ocurre seguir algo parecido al hermano mayor, va a estar a su sombra siempre, aún los fracasos del mayor van a opacar los éxitos del segundo.
Si ocurre una fatalidad con el primer hijo, el segundo nunca va a ocupar su lugar, todo lo contrario, va a ser el encargado de sostener los ánimos ya que los amigos y vecinos van a decir “Y bueh, por lo menos les queda el más chico” como si fuera el que sigue en una suerte de lista negra.
Los segundos son como hijos tributo del primero, es decir, son casi como el primero, pero los aplausos son para el original.
Segundos hijos, no bajemos los brazos, defendamos nuestro lugar, y si nos tocó ser los mejores del montón, al menos sabemos que somos el modelo a seguir de otra gente, no tal vez de los exitosos, ni de los felices, pero si de los libres de la responsabilidad de ser primeros.
Salud.

2 comentarios:

  1. http://mamiverse.com/es/hijo-de-en-medio-personalidad-48275/

    Yo soy del club y me encanta

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