viernes, 6 de junio de 2014

Dia 93 - Mi viejo, el dotor...

En casa lo más parecido a un auto que tuvimos, fue un fiat 600 espantosamente lindo, chiquito incomodo pero era nuestra felicidad. Era uno de esos caros autitos baratos que se venden en las esquinas vidriadas.Despues de mucho renegar con elementos impronunciables por un niño de 8 años, mi viejo junto un poco de coraje y un mucho de dinero y compró otro auto. Creo, omití situar al lector en tiempo y espacio de la siguiente historia, esto pasaba en el año 1979. Sigamos. Como mi viejo era un tipo que siempre iba por más, cambió el vehiculo por uno más nuevo, pero contradictoriamente tenía incorporado un sentido de lealtad a los atorrantes, lo cambió en la misma agencia que compró el primer fitito. Así que allá venía mi viejo, dobló la esquina con un auto cuyos bordes eran rectos y eso ya te posicionaba distinto. A medida que se acercaba a casa , el auto no crecía demasiado teniendo en cuenta la perspectiva isometrica a la que era sometido. Y por fin llegó a casa (que no es poco).Era un Renault 6 que había pertenecido a un medico jubilado que tuvo la suficiente lucidez para sacarselo de encima como un taliban arrepentido. El auto, obstentaba dos calcomanías en los vidrios con una cruz verde y una rosada del círculo médico. Mi viejo fue carpintero y docente de taller en una escuela tecnica, por eso tener ese auto era todo un logro en esos años. Y entonces sucedió. Como por arte de magia, los demás autos nos dejaban pasar, nos hacían señas los policías (una venia y una sonrisa de un milico en aquellos años o te salvaba o te hundía, así que no festejamos demasiado ese gesto), nos dejaban estacionar en sectores que habitual mente tenían un cartel que decía "reservado", y en la puerta de la Escuela Normal, el portero se apresuraba a parar el transito hasta que descendiésemos. No entendimos nunca por qué tanto respeto a un renault 6, si bien era un auto lindo para nosotros tampoco tendría que ser la pavada. Si había autos mucho mas lindos...
Hasta que la magia se terminó. Mi vieja compró en una esquina un producto para desengrasar tapizados taiwanes, y un fin de semana se puso a limpiar el auto. Entusiasmada mi vieja, agarró alcohol y virulana y le sacó todas las calcomanías al auto, las de San Rafael, San cristobal seguros, Mar del Tuyu, una de la virgen de Lujan y las cruces verdes junto con la del círculo médico. Todo volvió a foja cero, los autos ya no nos daban paso, los policías no respondían a nuestros saludos de niños y el alcahuete del portero se limitaba a mirarnos con desprecio.
Era el año 1980, ya en esa epoca , eras lo que tenías.