Soy argentino.
Así dice mi documento. Nací, me crié
y todavía vivo en Argentina, así que soy argentino.
Cuando me preguntan por una música
argentina, respondo el tango, cuando pienso en una comida bien
argentina, la respuesta es asado con vino. Pero cuando quiero pensar
en un árbol argentino, se me viene inevitablemente el ombú.
¿Qué diablos tiene el ombú de
particular?
Si es un vegetal solitario, gordo y
perezoso. Ni siquiera es un árbol, es una hierba, un arbusto. No da
fruto alguno, sus hojas no son comestibles y ni siquiera sirve para
hacer leña ni muebles. Es una especie de yuyo con delirios de
grandeza, que en su soberbia se disfraza de árbol engañando a más
de un incauto. Sus raíces son dañinas para los vegetales que lo
circundan hasta para los de su mismo género, por eso no vemos
bosques de ombúes. Incluso es un bicho tan dañino que le quita sol
y nutrientes a sus propios retoños y sobrevive gracias a un pequeño
pajarito llamado tacuarita, que se come las semillas y las defeca
lejos de sus padres con suficiente abono para crecer libre y hacer su
propia vida.
¿Seremos así nosotros los argentinos?
¿Renegando de ser yuyo y pretendiendo ser árbol? ¿Con las raíces
tan jodidas que ahogamos a todos a nuestro alrededor? ¿Qué nuestros
hijos necesitan ser devorados por un extraño para luego ser cagados
en alguna parte y así lejos, bien lejos de nosotros poder crecer
para luego volverse como nosotros, unos gordos e inútiles arbustos
con complejo de superioridad?
Mejor ni pensar en el tango ni en el
asado..
tengo que dejar esta medicación.