viernes, 7 de noviembre de 2014

Día 28 - Domingos en familia, sobremesa y tareas.


Estábamos en la casa de mis suegros cuando mi hija mayor se acercó con el cuaderno de la escuela y nos preguntó: “Para ustedes, ¿cuál fue el mejor invento de la humanidad?”
¡Bomba!
Empezó la puja intelectual de los domingos de sobremesa con fernet.
“El comunismo” bramó mi suegro con la servilleta roja en la mano y agitando el vaso mientras tomaba aire para empezar su discurso socialista de cuando era sindicalista en los años duros.
“¡Las medicinas!” Gritó mi suegra con la cuchilla de mango blanco en la mano, dando a entender que con ella no se jodía.
“La cultura y la educación...” concilió mi mujer tratando de calmar las aguas entre el toro y el torero, aunque a esa altura no sabíamos quién era cada quién.
Yo miraba la biblioteca victorioso mientras la plebe se batía a duelo en esa triste trilogía sin retorno que es la eterna lucha ciencia/cultura/política. Jugué por enésima vez con los hielos de mi fernet y los miraba mientras aguardaba el silencio, la pequeña grieta en el grito para poner mi infalible cuña. Cuando llegaron al callejón sin salida del inentendimiento, les asesté mi mejor estocada....”El papel” les dije. Los tres me miraron medio segundo y se montaron en mi caballo y empezaron de nuevo “El papel es el vehículo de las ideas” dijo mi suegro. “Sin el papel no se puede plasmar el conocimiento” argumentó mi mujer con aires de suficiencia. “En papel se documentan las enfermedades y sus curas y así se transmiten de generación en generación” intentó concluir mi suegra. Y fue el comienzo de una nueva etapa de discusiones. Fue como calmar un fuego con nafta. “¿Para qué habré dicho el papel?” me maldije en silencio buscando una forma de abrirme paso y dejar al mundo boquiabierto... Las ideas me abandonaban en el medio del griterío. Hasta que desde el fondo de mi cabeza, vino una respuesta estúpida, pero asombrosa a la hora de cerrar discusiones. “¡El papel higiénico carajo! ¡A ese papel me refería!! Y embalé....
“¿Vos te imaginás un mundo sin papel higiénico? ¿Te da igual limpiarte con una hoja de suave papel Kimberley Clark o con una hoja de Campanita calidad lija intermedio? ¿Te imaginás en una isla sin papel? Desde que el hombre es hombre caga, siempre cagó y siempre va a cagar, así que el papel higiénico es VITAL. Así que gente, no nos engañemos con boludeces, el mejor invento sin duda es el papel higiénico, o mejor llamado Papel Sanitario. ¡Ojo! La calidad del papel siempre marca la diferencia de clases. Las altas se limpian con gruesas y suaves hojitas absorbentes perfumadas que se degradan al contacto con el agua como un M & M. A las clases medias se les da una calidad de papel intermedio. Las hay buenas como el Scott y otras no tanto como el Higienol. Campanita está destinado a las clases bajas que desarrollaron callosidades en el traste para resistir el embate abrasivo de esa especie de rallador ecológico. En cambio las clases trabajadoras, nos vemos obligados a enfrentar toda clase de retos, desde papeles que se rompen al menor tirón y te terminas limpiando el culo con un manojo de boletos o un papel tan duro y flexible que cuando por fin se corta te queda un manojo infame de serpentina gris que te manchas las manos hasta la linea del corazón.”
Cuando terminé mi sabio discurso, me descubro parado en la silla con el fernet en alto mientras todos me miraban atónitos. Mi hija, con la boca aún abierta, anotó “El mejor invento es el papel higiénico, porque...”
Mi mujer le arrancó el cuaderno y lo hizo mil pedazos y se encerró en la pieza con un portazo. Mi suegro se levantó en silencio y se encerró en la pieza del tele. Mi suegra se fue al baño en silencio moviendo la cabeza como diciendo que no. Mi hija me miraba con desconcierto con la lapicera aún en la mano. Me bajé de la silla y le pedí disculpas. Lo que parecía un puchero, era una carcajada contenida que estalló casi inmediatamente cuando mi suegra le gritó a mi suegro desde el baño: “¡Juaaaaannnnnn! ¡No hay papel!”