jueves, 24 de julio de 2014

Dia 81 - El fino arte de la venganza II . Oficinas

Hay veces que vengarse no puede ser llevado a cabo sin ser expuesto. La gracia de la venganza, es que funciona como una bomba de tiempo, actúa cuando uno ya se ha ido. Por eso hay que ser creativos en materia de venganzas presenciales.
Muchas veces uno acepta la derrota como un caballero y otras veces uno se ofusca y se traga el veneno solo, y es al cuete compartirlo porque lo único que se logra es la lástima colectiva y por lo general en lugar de hacer causa común, los espectadores se unen al que sale airoso de la situación. La venganza es algo para poner del otro lado de la balanza que sólo uno va a ver y disfrutar, a la larga alguien lo va a entender y reirse. Esto me pasó en un trabajo donde mi jefe de ese entonces me expuso en una situación que tenía que ver más con lo privado que con lo público. Por aquel entonces le pedí un crédito para ampliar la vivienda ya que mi novia de aquellos tiempos tenía un atraso y quería estar preparado para la llegada de nuestro hijo. Entendió la situación y luego de la interrogatoria final me dijo que no era posible ya que este tipo de ayuda se daba sólo a las personas casadas. Tragué bronca y salí de su oficina. Me callé todo esto por un tiempo hasta que un día el jefe nos reunió y comentó los próximos ascensos. Yo tenía un excelente concepto y de siete personas iban a promocionar a cuatro. Nombró a los felices ascendidos y a mí me pasó de largo. Los felicitó por su compromiso con la empresa y su entrega diaria, y que este ascenso era un premio a la responsabilidad ya que había en su plantel gente muy irresponsable que no planificaba el futuro adecuadamente (ahi me miró y levantó una ceja) ya que piensa que traer un hijo al mundo es soplar y hacer botellas, esas como tantas cosas, no hablan de una persona equilibrada y madura.
La puñalada caló hondo en mi orgullo, y mientras todos aplaudían, me sumé a  la turba silencioso y con una media sonrisa plástica en la cara. 
Me fuí al baño y transpiré mucho rencor, y ahí como una iluminación pasó:me puse la mano derecha en el culo, de canto valga la redundancia. La dejé ahí mucho tiempo, la transpiración le debe haber conferido un olor inmundo, no supe bien por qué estaba haciendo esto. No me producía placer ni alivio.Cuando la saqué del culo, como un rayo se me vino a la mente la fatal idea.Cerré el puño para que el olor no se esparciera demasiado, caminé apurado hacia mi jefe que todavía se encontraba rodeado de los felices agraciados. Me abrí paso entre las personas y le estreché cálidamente la mano a mi jefe. Le dije que sus palabras habían sido para mí una motivación para seguir trabajando, redoblar el esfuerzo y comprometerme con la vida. Este discurso duró cerca de 7 minutos ininterrumpidos, y juro que vi a los demás con lágrimas en los ojos. Me fuí y cuando estaba a 10 pasos mi jefe me llamó con un grito. Sonamos pensé, y me di vuelta despacio. Grande fue la sorpresa cuando empezó a aplaudirme junto con los demás y me dijo "Lo felicito. Esa es la actitud."
Sonreí y levanté mi pulgar.
Y me fui a lavar la mano.
Mi jefe se retiró descompuesto media hora después.