De mi infancia conservo muchos
recuerdos. Algunos son buenos pero hay bastante de los otros. Hay
malos recuerdos que sólo duelen y no enseñan nada, pero hay otros,
muy pocos que te marcan a fuego y descubrís años después su efecto
retroactivo y devastador.
Siempre me gustó dibujar, como usted
habrá apreciado en este blog querido lector, y era muy feliz con una
hoja en blanco y un lapiz o una caja de fibras silvapen. La hoja en
blanco era un campo virgen para hacer un animal insólito, un paisaje
imposible, una familia completa o una mascota imaginaria. La mayor
parte de las hojas provenían del trabajo de mi papá, que de su
oficina me traía los formularios de papel contínuo que se
descartaban y tiraban por montones antes que la ecología hiciera su
causa común con los bosques y se olvidara de los niños artistas.
Como estaba por empezar la escuela me empezaron a comprar cuadernos,
de los baratos, de los que podían comprarme en aquella época. Que
horrible sorpresa fue abrir esos cuadernos y verlos llenos de lineas
paralelas. Mi mamá me explicó que servían de guía, para que las
letras no anden libres por ahí, que eran una especie de límites. A
mí me gustaban las gruesas hojas blancas, que te permitían
explayarte en un gran espacio, sin límites, que podía borrar una y
mil veces, que se bancaban que se vuelque algun líquido y si uno lo
limpiaba rápido no se arruinaba el dibujo. En cambio en esos
pequeños cuadernos, las hojas eran finitas, se rompían de nada, con
el calor y la humedad se arrugaban o cambiaban de color, había que
forrarlos para que no se arruinen, si usabas fibras se traspasaba al
otro lado y se corría todo. En síntesis, estos cuadernos lejos de
elevarte como artista, formaban una especie de inventario de mala
calidad que no reflejaba para nada lo que uno quería plasmar,
tambien se perdían en la primera de cambios, o se rompían cuando se
apilaban junto con libros o publicaciones importantes como El Gráfico
o la Revista Gente, o terminaban retorcidos prendidos fuego en un
asado.
Estos cuadernos se llamaban Gloria y
Exito.