sábado, 14 de febrero de 2015

Día 4 - Edgar

Cuando niño, Edgar era el típico chico gordito del grupo. Lo elegían último para formar los equipos de cualquier deporte y era el primero en recibir las burlas de todos los demás, aún cuando la causa haya sido cualquier otro chico.
Su estómago crecía a pesar de los deportes, las dietas y las prohibiciones de las cosas lindas de la vida. Ni siquiera estaba bien visto que lea acostado en su cama ya que según su padre, además de obeso iba a ser un homosexual. Su vida fue un calvario por aquellos tiempos. de todas formas se las ingenió para inventarse combates épicos en miserables partidos de futbol, o relatar mentalmente los avatares de una reñida carrera en bicicleta. Sus maestras de lengua, alababan las composiciones de Edgar, realmente eran creativas y cargadas de una atmósfera llamativamente gris y oscura.
Sin embargo, parte del vaticinio paterno se volvía una triste realidad, al talentoso niño todos le llamaban "gordo puto" sin ningún escrúpulo. Así fue que se dedicó a estudiar actuación, donde los personajes ocultarían fugazmente al verdadero Edgar.
Su vida pasaba felizmente desapercibida a los ojos de la cruel sociedad, hasta que la fama llamó a su puerta. Quiso la suerte, que el personaje que le dio fama mundial, fue El Señor Barriga, y como segunda alternativa un gordito afeminado llamado "Ñoño".  La alegría y el cariño que prodigó a muchos niños, le hicieron olvidar los grises años. Pasaron muchos años y su personaje se volvió inmortal, aún cuando incursionó Edgar en películas de terror, en dramas y hasta se animó a la dramaturgia. Sólo seguía sonando en su cabeza "Ey Señor Barriga....¿se saca una foto conmigo?"
Cuando a la fama se la come el tiempo y Edgar tiene un cierto dinero, decide hacerse un cinturón gástrico, que es una operación que anula parte del estómago y lo reduce dramaticamente.
Ya más flaco y en forma, se decide a salir al mundo en busca de nuevos proyectos. Piensa mucho, crea mucho pero nada parece resultarle facil.
Lamentablemente la respuesta fue su aspecto. A pesar de estar mejor y más flaco, nadie lo reconoce. Y a pesar de los esfuerzos que hace para repetir las líneas del Señor Barriga, ya en su cara flaca no resuenan como entonces.
Deprimido vaga por las calles en taxis, pero ya nadie le pide "Ey Señor Barriga....¿una foto?"