sábado, 8 de noviembre de 2014

Día 27 - Tener miedo...mucho miedo

Siempre supimos que el encargado se traía algo entre manos.
Ribosechi era un gringo reservado, bien pagado de sí mismo. La familia tipo era su escudo de honestidad donde cimentaba sus lemas y parábolas acerca de cómo se hacen las cosas y sobre todo cómo se vive. Sus charlas de incentivo apestaban a ser intachable. Había un detalle que ponía a Ribosechi en la mira de las sospechas: Su desaparición por cuarenta minutos de reloj en uno de los baños.Luego salía furtívamente y se escapaba por la puerta de emergencias para aparecer milagroso por la puerta de entrada con algún tema candente a flor de labios para poder seguir con la farsa del deber cumplido o por cumplir.Sistemáticamente vimos que llevaba una carpeta de bibliorato blanca cada vez que desaparecía. Lo llamábamos el ninja siciliano. Nos pusimos a pensar cómo podríamos descubrir a qué se dedicaba nuestro intachable encargado. Meses duró la espera hasta que un día, carpeta en mano se dirigía a su ritual diario y lo llamaron de la jefatura a una reunión urgente acerca de unas decisiones que venían postergando y que aparentemente debían apresurar. Presto, Ribosechi dejó la carpeta blanca entre unas resmas de papel usadas. Uno de los nuestros alcanzó a ver donde estaba y esperó a que Ribosechi se metiera a la reunión. Pasados tres minutos, tiempo suficiente para nuestra impaciencia, buscamos la carpeta y al final alguien la encontró. Esperábamos encontrar minas en bolas o algo así, pero nada iba a superar más nuestra imaginación que lo que vimos allí. La predecible sucesión de mujeres desnudas empezó a mutar en forma horrible. Alternado con los cuerpos, habían fotos de alguien a quien le habían recortado prolijamente la cabeza y se la habían adosado a los cuerpos desnudos de actrices de pornografía. Fue rara la sensación de no entender que rayos significaba tan morboso collage. De pronto miramos a Forconesi ponerse pálido y le temblaba la pera. Estaba transpirando mucho y por fin dijo :"Boludo...esa es la mujer de Ribosechi". Miramos a Forconesi y le dijimos :"¿la mujer de Ribosechi? ¿Nos estás jodiendo gringo? ¿Por qué en lugar de pajearse con estas fotos no se coje a la mujer y listo?¿Está loco Ribosechi?"
"No puede" sentenció el gringo, "La mujer murió hace dos años."
Nos quedamos helados y otro pensamiento atroz y más peligroso se nos cruzó en ese momento: ¿Y si Robosechi nos encontraba revolviendo su mambo?¿Qué sería capaz de hacer un tipo ante semejante revelación?
Un sudor frío nos recorrió la espalda.
Dejamos la carpeta bibliorato blanca en su escondite y juramos en silencio nunca hablar al respecto.
Nada nunca fue como antes.
De a poco nos fuimos yendo del sector o nos iban trasladando.
Nunca más volvimos a tocar el tema.
Nunca sentí tanto miedo, ni tanto desconcierto, ni aún cuando cayeron las torres gemelas.