Después de una vida de territorios ocupados, los
pequeños colonos de distintos continentes comenzaron a desatar los ovillos de
la historia.
Los del continente negro, a diferencia de sus
conquistadores, armaron pequeños atados de ropa y nylon, un puñado de comida
suficiente para la mitad de la travesía anulando la posibilidad del regreso.
Con este modesto equipo se subieron a las partes inaccesibles de las enormes
embarcaciones que organizaban cacerías y paseos por el patio trasero del viejo
mundo.
En otro continente, los amarillos juntaron un poco de
dinero y mucha disciplina, los elementos más peligrosos a la hora de armar una
invasión. El territorio no bastaba y el gobierno amarillo regaló a sus
habitantes como esclavos 4.0. El trato era simple, trabajarían a destajo sin
protesto a cambio de nada. ¿Qué gobierno no aceptaría un paquete premium de
esclavos libres de impuestos y de todo prejuicio?
Los del norte, cerraron las fronteras y colocaron los
fuegos artificiales del lado de adentro. Los mojados miraban por la puerta de
servicio como todo era oportunidad y alegría. Todos juntos no podrían pasar, y
así fue que el engranaje que movía la rueda de la fortuna necesitó
mantenimiento. Nadie sabía como hacerlo. Y uno de los mojados levantó la mano.
Lo dejaron pasar momentáneamente para aceitar la rueda y se las ingenió para
generar una gotera necesaria que los del norte miraron con amarga simpatía.
Los poderosos dejaron entrar a la servidumbre a su casa.
Tiempo atrás la iban a arrancar como hierba fresca a
golpes, y la traían encadenada a la civilización.
Hoy no hace falta, vienen solos pensaron. Es una
victoria, es un cambio que los poderosos festejaron.
Hace unos días empezaron a abrir los ojos.
No les molestaba que un esclavo voluntario limpie la
casa ni que otros esclavos pongan en su mesa los alimentos a muy bajo precio
con fechas de caducidad dudosas. Sí les molestó que los esclavos del país negro
alzaron una copa que les pertenecía, y peor aún, les usaban los apellidos.
La contrainvasión empezó.
Era inevitable.