martes, 24 de enero de 2017

Estefanía

“Entra dentro de mis cálculos que usted se sorprenda al recibir esta carta.
Cuando entró al local por primera vez, permítame recordarle la situación, no paró de mirarme. Al principio me sentí halagada y su trato me sedujo. No paró de dedicarme sonrisas ni de festejar al filo de la exageración cada pequeño acto o palabra que salía de mí. Me sentí incómoda pero algo en usted se me hizo familiar, como de otro tiempo. No se de dónde pero algo me decía que usted iba a volver, y no me equivoqué. Obviamente volvió para realizar una serie de compras y un sinnúmero de consultas de las cuales usted sabía más que yo las respuestas, pero no se preocupe, no alcanzó a incomodarme, solo lo dejó a usted al borde del ridículo. Para la tercer visita se tomó un tiempo, y confieso que esperaba que sea así, eso habla de la paciencia que es una virtud en los hombres sabios. Ahí usted comenzó a desatar el nudo que todo lo une. Me preguntó por mi nombre y si el nombre del local, Electrónica Zubriesky tenía algo que ver con Diego, Diego Zubriesky. Habrá notado que no respondí rápidamente y cuando le confirmé que Diego era el dueño del local, empezó a hablarme mucho de él. Me contó acerca de como lo engañaba con sus novias de aquel entonces y sobre todo como le gustaba mofarse de su timidez. Recuerdo cuando le dije que Diego y yo estábamos juntos, fue como encender una mecha de una bomba. Usted comenzó a desplegar su artillería de gestos, sonrisas y grandes temas. Sus visitas fueron más frecuentes y se animó a citarme en un bar para el viernes próximo, cita a la cual accedí y antes de partir del local se despidió besándome apasionadamente en la boca no menos de tres veces.
Ahí me cerró quién era usted.
No fue difícil encontrar su dirección en la guía telefónica.
Veo que nunca se mudó de casa, que sigue viviendo con su madre.
Le dije que mi nombre es Estefanía, y es verdad.
También le dije que Diego y yo estábamos juntos, y eso también es verdad.
Hace unos años nos separamos, es decir Diego murió, al menos en el plano conceptual.
No podíamos habitar más el mismo cuerpo.
Estefanía, estuvo siempre.
Diego fue una aberración de la naturaleza que un cirujano extirpó.
Si usted sigue interesado en verme y recordar el pasado, sabe donde encontrarme.
Por otro lado, yo también sé donde encontrarlo.
Con mucho afecto…
Estefanía.”
- Diego….¿todavía estás despierto?
- Sí… Estoy terminando de escribir un cuento.
- Dale vení a dormir que mañana tenemos que recibir a los proveedores.
- Ya termino y voy…..che Estefi...¿Quién es el tipo que vi saliendo hoy del local?
- Nadie...Bah, un pesado que dice que te conoce de la iglesia, de cuando eran chicos o algo…¿por?
- No, por nada. Tratá de no darle mucha bola….es medio raro.
- A mi me pareció buen tipo….ahhh, el viernes me encuentro con las chicas, vuelvo tarde.
- No hay problema….andá nomás.