domingo, 30 de agosto de 2015

Facebook

La realidad y la ficción siempre terminan sorprendiendo de manera atroz.
Matías era un chico de once años de mi barrio, hijo típico de padres separados, con sus traumas y sus necesidades materiales satisfechas. Vivía con su padre a tres cuadras de la escuela del barrio. Era reservado y le gustaba mucho dibujar y compartir en las redes sus escaneos. Desde chico tuvo facebook antes que ninguno de sus compañeros. Sospecho que fue para compensar la carencia de afectos y atención, aunque el mundo que se le abrió a partir de la red era menos dañino que la realidad cotidiana que mal teñía su infancia. Tenía cientos de amigos virtuales en todas partes del mundo y la mayoría premiaban con “likes” sus producciones caseras dándole una cuota necesaria de optimismo.
Cierta tarde, cuando abrí mi facebook, vi que en mi muro Matías compartía un video en lugar de un dibujo. No se apreciaba nada raro en la portada y el nombre era una serie numérica que suponían una fecha por la estructura MMDDYY. Al abrir el video, algo espeluznante comenzó a desarrollarse frente a mis ojos. Una escena de pedofilia explícita corría a lo largo de los treinta y ocho segundos que duraba y cerca del final se podía apreciar la cara del niño con un desesperado gesto pidiendo ayuda. No tardaron en aparecer los comentarios desaprobadores y los repudios a tal actividad. Poco fueron los que le preguntaban por el origen de este video a Matías. “No entiendo, me deben haber hackeado el face” fue la primer respuesta de Matías. Los videos empezaron a aparecer más seguidos y no tardaron los padres de los compañeritos de Matías a preocuparse. El chico estaba subiendo demasiada pornografía de calidad casera y de repulsiva temática. El, insistía en el hackeo de su cuenta y borraba cada vez que aparecía algo nuevo en su muro. El padre se convirtió en el blanco de las críticas de maestros, vecinos y amigos. Todos insistían en que ponga atención a Matías y que lo lleve a un psicólogo ya que estaba perturbando a sus amigos con los videos. Matías juraba entre llantos que desconocía como habían ido a parar los videos a su muro, pero algo más había en su mirada, tenía la misma expresión del chico en los videos Una horrible duda se me clavó en la memoria y corrí a mi computadora a revisar los videos. El contenido seguía siendo repulsivo y perturbador, pero en uno de los últimos videos subidos un detalle me dejó helado. Un horrible jarrón era parte de la tétrica escenografía, y ese jarrón me era tristemente familiar. Era famoso porque en una de las últimas peleas antes de la separación, el jarrón salió por la ventana para darle de lleno al patrullero que había acudido a la casa del matrimonio debido a los ruidos molestos. El impulso me llevó a llamar a la policía pero siendo que el menor los había subido y dada la calidad del material, se hacía difícil reunir evidencia para detener al padre pedófilo ya que no se apreciaba claramente la cara del mismo. Un amigo que se da maña con las computadoras, me dio una pista para desanudar el ovillo. Si encontraban el IP (dirección de una computadora) del cual se habían subido los videos, se podría vincular esa dirección con el titular de la misma, y siendo que Matías era menor el titular de la IP buscada debería ser el padre. Nos pusimos a desenredar el asunto y llegamos al IP tan buscado. Al identificar al titular de la dirección, arrojó un dato estremecedor, correspondía a la madre de Matías. Este IP estaba registrado en una base de datos de mi amigo ya que hace service y por las dudas toma los datos de las máquinas que repara. Claramente la mamá de Matías estaba plantando videos en el muro de su hijo y fue tan hábil de diagramar la habitación del montaje para que parezca idéntica a la casa donde Matías vivía con el papá. A todo esto la red social estallaba en denuncias y repudios y la comisión vecinal pedía a gritos que fuera expulsado del barrio y se hiciera justicia. Nada probaban los videos y por eso la investigación no avanzaba pero no iban a tardar las autoridades en lograr una orden de allanamiento y detectar que la habitación donde filmaban los videos era la de Matías. Había que informar rápido, el linchamiento era inminente. Expusimos el caso con los peritos de la policía y ellos no tardaron en detectar, con sus propios medios, el origen de los videos. Cruzaron los datos de la madre de Matías y se encontraron con una demanda por la custodia permanente ya que estaba trabajando y estaba alquilando un lugar. Este escándalo de los videos aceleraría convenientemente el proceso y era necesario esclarecerlo. Se ordenó un allanamiento en la nueva casa de la madre, y se encontró la habitación de las filmaciones, se encontraba todo tal cual salía en los videos y el jarrón fue el elemento detonante. La mujer fue aprehendida y se buscó sin éxitos la computadora desde la que se enviaban los videos. Siempre se mantuvo a Matías fuera de esta situación, lo mejor que se pudo, hasta se lo llevaron a vivir a la casa de su tío Mariano, hermano del papá por miedo a que algo le pase.
La mamá de Matías negó todo y fue puesta en tratamiento psiquiátrico. Ningún abogado se hizo cargo de ella. Por suerte los vecinos, retomaron el control y pidieron disculpas al padre de Matías. Con el tiempo todo fue olvidándose, como siempre sucede con las cosas más atroces de la vida.
Una tarde de tantas, mi amigo, el service de computadoras, apareció por casa, pálido. Lo invité a sentarse y le serví algo fuerte para tranquilizarlo. Cuando recuperó el hable me dijo: "¿Te acordás del caso de Matías? Hace unos meses un tipo en mercadolibre vendía una PC portable, barata. Pude ofertarle lo que pedía porque tuve la suerte de ver la publicación ni bien salió al aire. Nos pusimos de acuerdo y la compré. Cuando cruzamos algunas palabras , al chabón le llamó la atención la dirección. Dijo que a la compu se la compró a un tipo vecino mío, nuestro bah. No se acordaba el nombre pero nunca la pudo hacer andar del todo bien. La llevé al taller y le corregí varias cosas, le puse un rígido nuevo y memoria y arrancó. Cuando empecé a subirle un sistema operativo me reconoció varias placas entre ellas la de red. ¿Sabés que IP tenía? La de la mamá de ¡Matías boludo! Y no me preguntes si estoy seguro, la chequeé un millon de veces y es la que tengo e el cuaderno y el número de serie, aunque está borrado se puede sacar de la placa. No hay dudas loco, es la computadora perdida del caso Matías."
Una bomba me estalló en la cabeza....habíamos mandado en cana a una mina inocente. El trastornado era el padre. Quién sabe como armó el decorado de la casa y con qué sangre filmó esos videos que fueron subidos a la red. Pensarlo era demasiado escalofriante.
Dar vuelta este caso era desafiar al sistema judicial. Nunca encontraríamos las pruebas suficientes y la opinión pública ya había sentenciado irreversiblemente a la mamá de Matías.
Presentamos esta nueva evidencia a la policía y lo veían tan difícil como nosotros. Sin embargo se pudo hacer una pericia psicológica y una prueba de polígrafo para reafirmar que el padre estaba en condiciones de tener la tutela definitiva. No se pudo probar nada, los resultados eran terriblemente limpios, este hombre decía la verdad y nunca tuvo nada que ver con los videos. La computadora fue vendida por él mismo, eso fue reconocido, ya que la encontró en la pieza de Matías unos días antes de mudarse. Le llamó la atención el estado en el que se encontraba y como no sabía nada de computación la vendió por internet como rezagos.

Unos meses atrás, antes de estos hechos Matías y su tío se habían encontrado a su mamá y les había informado que encontró un trabajo, que tenía una nueva casa y que pronto estarían juntos para siempre, el problema era que en dos años estaba planeando mudarse a otra ciudad y era necesario apresurar los trámites de la tutela permanente. Mariano, le dio un celular nuevo a Matías y le dijo que le saque una foto a su nueva habitación, que a cambio le pedía la vieja computadora que le regaló la mamá que andaba fallando y que ese celu nuevo iba a resultarle más práctico para esas cosas del Facebook y el Whatsapp.  Matías contento, le hizo el cambio y también se comprometió a visitar todas las tardes a su tío para cantar y filmarse, cosa que ambos disfrutaban mucho.