lunes, 21 de julio de 2014

dia intervalo - sugerencia

si les gusta o no les gusta comenten...
sería una contraprestación
gracias totales!!!

Dia 83 - la culpa fue de la tortuga

Como es costumbre, en la isla, los paisanos se juntan a pescar, mentir y tomar vino aunque el orden a veces no sea ese precisamente.
Allí estaban Cesaretti, Aramburu y lezcano, arreglando el mundo con la ayuda de dos damajuanas de tinto barato y mucho tiempo, cuando el fragor de la lucha verbal por la razon, tuvo que ceder una pausa para que Aramburu vaya a hacer sus necesidades. Cauto el hombre y muy recatado, se busco refugio de la vista de los otros dos y con el viento soplando hacia el lado del río, asi se evitaba comentarios acerca de su dieta rica en verduras y legumbres. Encontró su lugar detras de un galpon de chapas, conde la costumbre hacía que su construccion dejase un espacio abierto entre  el suelo y las chapas de veinte centímetros , para que el viento no los embolse y los tire al piso. Por ese hueco se veían las patas de Aramburu que se ubicó en un rincón oscuro y se bajo su atuendo. Cesaretti, ni lerdo ni perezoso, tomó una pala ancha y pasándola por el hueco del galpon la ubicó justo entre los pies de Aramburu, que con un seco gruñido dejó caer su pesada carga. Tal fue la puntería que acertó a la pala que magistralmente y sin un solo ruido, Cesaretti retiró y escondió entre los yuyos.
Aramburu empezó a girar sobre si mismo como un viejo lavarropas de tambor vertical. Se subió los pantalones y se vino al fogon con cara de haber visto un fantasma.
"¡Me afanaron el sorete!" nos dijo ahorrando el preambulo y la discreción.
"¿Cómo que te afanaron el sorete viejo loco? ¡Te cagaste en los pantalones! ¿te fijaste bien?" lo increpó Cesaretti. Aramburu los arrastró literalmente hasta donde había ido de cuerpo. Obviamente no había nada, sólo la cara de desesperación del estafado y la risa contenida bajo siete llaves en la cara de cesaretti, que el mucho vino impedía disimular. "¡Habrás cagado en una tortuga! Hay muchas por acá y lo más probable es que le hayás acertado a una. Hay que buscar la que tiene el regalito en el caparazón..." y ahí no aguantó más y empezó a reirse, lo cual no fue notado por los paisanos que se afanaban por buscar en lo oscuro y en la ebria euforia, los restos de Aramburu...