Estábamos en la oficina, cuando uno de los muchachos nos
comentó de un empleado que se suicidó
cuando descubrió que su mujer lo
engañaba. Fue una larga ronda de discusión en la cual se expusieron en forma
teórica las maneras de resolver la situación. La mayoría optó por el "¡la
mato!", algunos agregaron "¡Y al hijo de puta también!". Después
que bajó un poco la testosterona, las soluciones viraron para el lado de la
reflexión y cómo a pesar de todo, la mayoría de las parejas seguían como si
nada y convivían hasta que la relación se desgastaba paulatinamente. Y en eso
estábamos hasta que apareció don Ortiz, un ordenanza entrado en años y mucho
más sabio que nosotros. "Don Ortíz, ¿qué haría usted si encuentra a su
mujer gorreándolo con otro?". "Hay algo que ustedes tienen que saber.
Los terceros se meten en los espacios que dejan los primeros. Lo primordial en
la pareja es la sinceridad y la comprensión, pero sobretodo la autocrítica y el
perdón, ya que si no sería un sistema totalitario en el que uno solo tiene
razón y el otro acata, y eso no es base de nada. Todos lo miramos como a un
gurú, pero fue más nuestra insistencia y volvimos a la carga "Pero don
Ortiz, ¿nunca se tiró usted una canita al aire?". "Nunca chicos. El
respeto por el otro y por uno mismo es primordial, pero ante todo está el amor,
y si uno está pleno no hace falta mirar fuera de la pareja para sentirse
completo. Por eso es tan difícil dar con la persona indicada. La pareja tiene
que ser un viaje placentero, no un derrotero de pesares." Otro lema que
nos deja mudos, pero el jodido de Grasseti fue por más "Es muy lindo eso
que nos dice don Ortiz, pero me gustaría que me diga si YO me encuentro con MI
mujer en MI cama con otro ¿Que me aconsejaría hacer?"
Don Ortiz tomó aire, miró al techo y luego miró a Grasseti
directo a los ojos y le dijo casi sin pausas "Mirá Grasseti, vos tenés que
tener un revólver en tu casa y mucho Red Bull y viagras escondidos donde sólo
vos sepas, ¿Me seguís? Bueh. Si los pescás in fraganti, te vas despacio y te
traés la caja con los Red Bull y los viagras y abrís la puerta de la pieza de
un golpe. Les apuntas a los dos y le pedís a él por favor que no se la saque o
lo matás. Agarrás el celular de él y lo ponés en modo filmación y lo dejás en
la cómoda apuntando a la cama. A punta de revolver les pedís que cojan, mucho.
Por los nervios al tipo se le va a bajar, para eso es el viagra y el Red Bull.
Lo obligas a empastillarse, y cuando esté al palo lo obligas a hacer posiciones
y a ponérsela a tu mujer por todos lados. A ella la obligás a que goce mucho, a
que se la chupe, a que se deje meter la chota por todos lados. Van a pedir
piedad, van a pedir que pares, te van a tratar de frenar por las buenas pero
vos clavate los auriculares con música fuerte y no los escuchés. Así tenelos
doce horas, cojiendo, hasta que los corazones estén a punto de reventarles en
el pecho, hasta que no den más. Recién ahí, sacate los auriculares, para de
filmar con el celular y subilo a youtube. Cuando ya esté subido hacé mierda el
celular y pegate un tiro adelante de ellos. Esos dos no cagan más a nadie por
el resto de sus días." Ahí don Ortiz juntó sus cosas y siguió limpiando el
piso porque se tenía que ir a buscar a su mujer al dentista y quería terminar
temprano.
Desde ese día, tratamos de no participar tanto a don Ortiz
de nuestras discusiones, sobre todo Grasseti, que todavía no se anima a mirarlo
de frente.