lunes, 20 de junio de 2016

El fin del mundo

Un día cualquiera, todo vestigio de vida fue erradicado del planeta. No se sabe exactamente qué fue lo que sucedió, pero el planeta se volvió una masa inerte y silenciosa. No había muertos, no había gérmenes ni plantas secas, solo estructuras silenciosas cuya sombra era lo único que se movía con ritmo regular y cíclico.Así permaneció por mucho tiempo aunque nada ni nadie pudiesen precisar cuánto ni cómo.
Un día, unos seres oscuros llegaron a la tierra. Carecían de forma y en nombre de su lugar de procedencia era impronunciable. Poseedores de una gran sabiduría, se aventuraron en tratar de entender quiénes habitaron este planeta y qué fue de ellos. Rastraron todo lo que pudieron, dibujaron en complejas pantallas geografías y arquitecturas relevando cada detalle por minúsculo que pareciera, pero les faltaban muchos datos para saber la identidad de los habitantes, su historia y el misterio de su desaparición.
Una tarde tuvieron una revelación, encontraron una infinidad de objetos que no tardaron en identificar. Se trataba de un sinnúmero de celulares de distintos tamaños y formas, y dado lo avanzado de su tecnología, no tardaron en recuperar la información que en ellos se guardaba.
Allí estaba todo, absolutamente todo. Las distintas formas de los habitantes, los distintos idiomas que no tuvieron problemas en decodificar, distintas actividades, una guia completa de lugares y opiniones acerca del mundo, la música que ellos crearon y sus hábitos alimenticios.
Se encontraron con infinidad de conversaciones completas, tanto individuales como grupales. Se maravillaron con material visual acompañado de unas bellas melodías, y muchas escenas de rituales de celebración en los que participaba mucha gente. Ahí estaba todo.
No tardaron en hacer un modelo matemático y modelar a esta civilización . El final de estas especies, sigue siendo un misterio para los sabios, pero afortunadamente pudieron rastrear en una linea de tiempo regresiva y llegaron al origen del hombre y toda su civilización.
Y así fue que determinaron los sabios que todo empezó  con una pareja: Miguel y Cogote.