Nuestros antepasados, los más
parecidos a los monos, empezaron a diferenciarse de estos en cosas
sutiles. Poseían un sistema de comunicación muy precario basado en
gestos, señas y gruñidos y además poseían la habilidad de tomar y
manipular pequeños objetos con los dedos índice y pulgar. Esto
último les permitía hacer elementos más pecisos, curarse las
heridas, separar las hierbas venenosas de las comestibles y escribir
o pintar detalles que transmitirían la historia para siempre como un
documento. Es decir, que el pulgar servía para diferenciar a los
aptos de los rústicos. Cuentan que en cierto tiempo, junto con el
progreso crecieron también la ambición y las ansias de conquista de
lo ajeno, y solo iban a sobrevivir los más aptos. Alguien, que se
constituyó como líder de un gran grupo, tuvo que decidir si seguir
alimentando rústicos o crear un ejército de aptos y avasallar con
lo que pueda para procurarse territorio y alimento, así que como
pudo ideó un sistema ingenioso. Se rodeó de tres rústicos armados
con palos e hizo pasar uno por uno los habitantes de la tribu. Con
gruñidos y fuertes ademanes les indicó que levantaran ambos
pulgares, si lo lograban hacer, formaban parte de los aptos, sino
eran molidos a palos por los tres rústicos. Ese fue el primer
criterio de selección de personal que se conoce hasta el momento y
está detallado en tablas que se encontraron en el este de África.
En ellas se pueden ver figuras con los pulgares alzados mientras los
rústicos apalean a los brutos. Por eso, cuando algún poderoso se
acercaba, nuestros antepasados sonreían y levantaban ambos pulgares
en señal de que se encontraba todo en orden. Rara vez el líder
poderoso levantaba su pulgar. Se sospecha que los rústicos lo
apalearon y tomaron su lugar ya que en algún momento ellos mismos,
los rústicos, corrían serios riesgos de ser apaleados por los aptos. Así se creó
una estructura de poder que aún en estos días sigue vigente. Sólo
sobrevivirán los aptos y los alcahuetes y serán guiados por los
tres rústicos.
Qué facilidad para armar historias y contarlas. Lo aplaudo
ResponderEliminarno es para tanto amigo! se agradece!
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