Hace un tiempo,
con unos amigos tiramos en la mesa la idea de falsificar dinero.
Algunos propusieron hacer billetes de 20$ o de 50$, que
son los de uso más corriente y que al desgastarse más rápido, bien
podrían pasar por buenos si uno los arruga un poco antes de ponerlos
en circulación. Otros optaron por las monedas de 1$ que pasarían
sin ningún problema ya que su valor era tan bajo que no valdría la
pena controlarlas. Unos pocos apostaron a falsificar billetes de 100$
ya que si bien el riesgo de pasarlos era alto, uno tendría una
rentabilidad mayor si los controles fuesen no tan rigurosos.
Este delirio, me
llevó a pensar seriamente en algo. Si uno fabricara una moneda de
1$, aún con algún detalle, podría bien pasar por una verdadera,
aunque uno reciba una de estas monedas, la recirculación sería casi
normal. Si uno fabricara en cambio muchas monedas de 1$, el resultado
sería el mismo, ya que en lugar de una, serían millones de monedas
falsas circulando paralelamente con las buenas y aunque uno las
diferencie bien, en el punto crítico cuando las falsas superen en
número a las buenas,¿cuáles serían cuáles?.
Con los billetes no
es tan fácil, ya que dijimos antes que la gente tomaría un rato más
en asegurarse que el mismo sea verdadero, y de recibir un billete
falso de 100$, sería más difícil ponerlo a recircular, ni hablar
de muchos billetes.
Si el dinero es
falso, es una mentira.
Pensemos el valor
del dinero falso como el tamaño de una mentira.
Es más fácil hacer
circular los pequeños engaños que una gran mentira. La gente en el
fondo sabe que se tratan de pequeñas mentiras pero que las hace
circular porque en apariencia no dañan sustancialmente a nadie, en
cambio las grandes mentiras solo las manipulan gente experimentada en
el arte del engaño, y eso daña mucho.
Por otro lado,
cuando un pequeño grupo de monedas de 1$ circula, sirve para comprar
pan, pagar una propina, dar pequeñas limosnas, comprar una revista
usada o hacer una llamada por teléfono, es decir para un puñado de
placeres. Al igual que las mentiras, también generan pequeños
placeres, al que las dice como al que las escucha , aún a sabiendas
que la información no es veraz. Por eso creo que vivimos en un mundo
rodeado de pequeñas mentiras aceptadas, nadie las cree pero tampoco
nadie se ocupa de sacarlas de circulación, y esto nos mantiene
alimentados, entretenidos, satisfechos, es decir con pequeños
placeres cumplidos.
¿Será por eso que
nos conformamos con poco?
¿Será entonces que
las pequeñas verdades no las tomamos en serio y le damos el mismo
tratamento que a las pequeñas mentiras y nos volvimos un engaño en
nosotros mismos?
¿Quiénes somos
entonces?
¿Esos que aceptamos
mentiras y a cambio esperamos a que otros hagan lo propio o estamos
con una gran mentira encerrada en la mano esperando que venga un
incauto para pasársela por buena?
Qué complicado es
ser uno mismo.
Maravillosa comparación "Pensemos el valor del dinero falso como el tamaño de una mentira".
ResponderEliminarEs más fácil hacer circular los pequeños engaños que una gran mentira"
me encantó se repite "tiramos en la mesa la idea de falsificar" una boludes. Abrazo.
corregido!
EliminarMuchas gracias por pasar caballero...ya está casi al horno la especial de 4 quesos.
falta una sola porción.
un abrazo
como te gusta complicarte toti......... seguro que ya ni te agachas a juntar una moneda de $1 en la calle. Será que ya no comes mierda? :P
ResponderEliminarPeor que eso don Pocholo!!! ya no veo ni el piso, y si encuentro billete lo llevo a las patadas a casa hasta que lo junto con un palo, La ciatica me mata...
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