lunes, 17 de noviembre de 2014

Día 24 - Un artista en potencia

Corría el año 1932 cuando la familia Umansky emigró de su Polonia natal a los Estados Unidos de América. Llevaron consigo sólo lo puesto y un poco menos con la promesa de una vida mejor en la tierra de las oportunidades. Consigo, llevaron a Iván, el único hijo que la pareja tuvo y que sufría de agorafobia y stress traumático a causa de los bombardeos constantes. Iván tenía por aquel entonces 12 años. Lo unico que calmaba los repentinos ataques de ira , era la música. Su padre paciente lo calmaba tocando valses y polkas que distraían al muchacho de las atrocidades de un mundo en ruinas. En el viaje se extravió el pequeño acordeón que acompañaba los vaivenes de la familia y entonces Iván entró en una crisis permanente que le duró hasta que encontró unos tarros que contenían restos de pintura en un galpón de la casa que ocuparon los Umansky. Su fascinación por la pintura fue increscendo con los días, pintaba con las manos paisajes, animales y ambientes cotideanos que lo calmaban y hacían mejor la convivencia . Fue entonces que el padre consiguió un buen trabajo en una siderurgia y la vida fue más llevadera y holgada. La mamá de Iván, vió el potencial artístico que tenía su hijo y le compró delicados pinceles para facilitarle así la tarea de pintar y gastó un buen dinero en telas enmarcadas ya que hasta entonces, Ivan pintaba en el piso o en las paredes de la casa.
Grande fue la desilusión cuando Iván rompió los pinceles en mil pedazos y entró en crisis nuevamente. Las telas fueron manchadas con grandes salpicaduras arruinándose por completo, los pomos de óleo fueron aplastados sin piedad y la crisis volvió a estallar. El tratamiento psicológico y la posterior internación de Iván , les llevó los ahorros y la energía a los Umansky quienes tuvieron que vender lo poco que tenían para poder vivir. Una tarde de marzo, Iván falleció consecuencia de una sobre estimulación que lo derivó en un paro cardiorespiratorio. Su debilitado corazón no resistió una crisis más.Como era habitual, lo habrían enterrado en la fosa comun del Hospital psiquiatrico. Los Umansky se encerraron para siempre y pusieron en venta las pocas pertenencias de Iván entre ellas las telas manchadas. Un vecino recién mudado a la zona se interesó por las telas. Habló con la familia del nóbel artista pero ellos sólo se conformaron con el dinero, no querían recordar el terrible destino que tuvieron que enfrentar desde la aparición de esas telas. Eran como una maldición.
El vecino pagó exactamente el doble de lo que la familia Umansky pedía por ellas y las expuso junto con algunos mediocres dibujos de casitas urbanas y atardeceres cruzados por caballos. La crítica lo aclamó y se convirtió en el artista más cotizado de la década. De los Umansky nunca más se supo nada. Jackson Pollock nunca reveló el secreto de su inspiración. Según se cuenta por ahi, Ivan no habría muerto sino que se habría escapado y refugiado en la zona del Soho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario