lunes, 18 de agosto de 2014

Día 69 - La inseguridad y mi estupidez, mala combinación.

La inseguridad es un flagelo en estos días, y a mí nunca me gustó tener armas ni alarmas.Las primeras por mero cagón, creo que aún teniendo a Hitler frente a mí, le daría un eterno discurso en lugar de reventarlo a corchazos. Y la alarma es como que grita, registra y te cuenta quién y cómo te robó pero nunca te ofrece una solución efectiva, un escarmiento, un resarcimiento. Cierta vez contaban como ponían un potente laxante en un vino para escarmentar a un pillo que se robaba las botellas de un rancho en la isla. Y se me ocurrió redoblar la apuesta. Compré un Fernet del caro y le puse una considerable cantidad de estricnina, un potente veneno para ratas. Me aseguré que la tapa quedara cerrada, como si nunca lo hubiesen abierto. Lo coloqué en un lugar visible de la alacena y siempre guardaba una cocacola por si acaso . Mis amigos sabían de esta estratagema estúpida y casi todos aplaudían mi ingenio. Es increíble lo brillante que puede parecer un plan macabro mientras que el mismo nunca se concrete. Así fue que un año, nos fuimos de vacaciones con mi familia y quedó cuidando la casa Mario, un amigo que bien sabía de la botella y nunca se le ocurriría tocarla. Sucede que Mario, por la época que estábamos de vacaciones no pudo cuidar la casa por dos días, ya que su mujer estaba embarazada y el parto se adelantó. Se fue con Viviana su mujer y quedó en pasar por casa su hermano Martín.La idea era ver que todo estuviera en orden y de paso los malvivientes vean actividad en los días de la casa desierta. Fue en una mañana de playa que recibimos el mensaje de texto que decía "TENEMOS QUE HABLAR...MARIO". Lo llamé al rato pensando que había pasado algo en la casa o con su mujer. Me contó de lo prematuro del parto, de lo cansado que se encontraba pero no había nada de felicidad ni cansancio en su voz, algo más grave estaba pasando y no le salía.
"No te lo voy a hacer más largo" me dijo Mario , serio y cortado, "la noche del parto le dije a Martín que vaya por tu casa a dar una vuelta" ."¡Pará!" lo interrumpí, "El sabía de la botella de Fernet ¿no?" ."Si, él sabía, y pensaba que estabas loco.." me dice Mario "Pero cuando fue a tu casa encontró la botella abierta y por la mitad, ¿Vos le diste otro juego de llaves a alguien?".
La cabeza me iba a diez mil, hice toda la memoria que pude y hasta rogué que haya sido un error, que Martín haya visto otra botella, pero las cinco veces que le pregunté me confirmó con amarga certeza que se trataba del Fernet envenenado. Mi mujer que escuchaba la charla a medias desde la otra habitación, me gritó "Felicitalo a Mario, ya me contó Viviana que tuvo una gorda hermosa  y decile que ya le avisé a mi viejo que vaya por casa. Que no se preocupe."
Una bomba me cayó en la cabeza ese verano del 2011.
Nada fue igual a partir de ese momento.

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